lunes, 29 de septiembre de 2008

Debemos tomar ejemplo.

Durante el día de ayer, domingo 28 de septiembre, estuve siguiendo con atención las noticias que venían de Austria, referentes a los resultados de las elecciones generales que allí se estaban celebrando. Desde hace algunas semanas, se estaba empezando a poner sobre la mesa una realidad que definitivamente se ha cumplido, y esta realidad no es otra, que el asombroso ascenso de dos partidos nacionalistas, con un claro mensaje antiinmigración y antieropeo, el FPÖ (Partido Liberal) de Strache y la escición de éste, el BZÖ (Unión por el futuro) del archiconocido Haider, que ya en las elecciones del año 99, consiguió un 27% de los votos.

Con casi un 30% de los votos, estas dos formaciones han sido la sorpresa en primera instancia de Austria y por extensión, del resto de Europa, que ve cómo estos partidos de la llamada "ultraderecha" se van haciendo hueco a pasos agigantados en el panorama político de diversos países Europeos. Desde aquí y sin más dilación, quiero dar mi más sincera enhorabuena a ambas formaciones y a sendos dirigentes, Haider y Strache.

La sociedad austríaca, con estos resultados en la palestra, está claro que ha demostrado su descontento con la clase política "tradicional", socialdemócratas y conservadores, o lo que traducido a nuestro país sería PSOE y PP para entendernos, aunque también aquí habría que realizar ciertos matices. Los problemas de Austria, son extensibles al resto de Europa, una sociedad descontenta la globalización europeísta e internacional a la que estamos sometidos, con la consiguiente pérdida de identidad, la llegada indiscriminada de inmigrantes, la pérdida de poder adquisitivo de las familias, una crisis económica internacional de dimensiones todavía desconocidas y un largo etcétera, están haciendo mella en los votantes y no es de extrañar que resultados como éste sean la tónica general, sobre todo en los países del norte de Europa.

Como reza el título de esta entrada, aquí en España, deberíamos tomar ejemplo de países como Austria, Dinamarca, Noruega y orientar el voto hacia una tercera vía y salir del bipartidismo reinante que lo único que hace es perpetuar en el poder a una serie de "politicastros" sin más ánimo que el lucro personal y satisfacción de los intereses económicos de bien no se sabe quién... (a buen entendedor, pocas palabras bastan). Sí es cierto que aquí en España el panorama de este tipo de formaciones es más complejo, distinto y hasta pintoresco si se me permite la expresión, pero ahí tenemos partidos como Democracia Nacional, con un programa político adaptado al siglo XXI y a los problemas actuales de la sociedad, desligado completamente de pasados recientes de dictadura militar, yugos y flechas y demás parafernalia que ya va siendo hora de guardarlo en el baúl de los recuerdos y mirar hacia el futuro y no al pasado, que es la única manera de conseguir algún día resultados como sus partidos homónimos en Austria y varios países Europeos más.