Adquirí la reedición de
Eugenio o proclamación de la primavera con la que Ediciones Nueva República rindió su particular homenaje al que fuera considerado el Quevedo del siglo XX, Rafael García Serrano, periodista, novelista, poeta, guionista cinematográfico y ante todo y sobre todo, un hombre de espíritu limpio, un hombre íntegro, uno de esos falangistas de la primera hora que de uno u otro modo, se vieron condenados, como tantos otros, al ostracismo ideológico cuando a Falange Española de las JONS, el régimen de Franco la relegó a realizarle única y exclusivamente la "coreografía azul", y a la revolución preconizada por todos estos hombres, comenzó a llamársela "la revolución pendiente" y en esas seguimos...
Eugenio, como se conoce, o más bien, conocía popularmente a esta novela -ya que como tantos otros libros de autores políticamente incorrectos, han sido fulminados de las estanterías de las librerías, y no digamos nada de los planes de estudio de las asignaturas de literatura en colegios e institutos-, fue escrita durante las largas estancias del autor en hospitales de campaña durante la Guerra Civil Española y hay que interpretarla en su contexto histórico. Eran tiempos aquéllos convulsos, una época, donde no se dudaba ni un momento en empuñar un arma por defender lo que uno creía, bien tomando partido por un "bando" o por otro y todo ese heroísmo, toda esa integridad ideológica, acabó desembocando en una cruenta guerra civil. En estas circunstancias escribió García Serrano esta pequeña novela, cuyo personaje principal, Eugenio, encarna la sangre joven que fusil al hombro, se tiró a los campos de España a morir por ella y por un "nuevo amanecer".
Con una prosa que deleita incluso a los que no somos muy amigos de la novela, este libro pone el vello de punta y cuando pasas su última página, te hace mirar la portada ya con añoranza, por el buen momento que has tenido devorando una a una las páginas del libro, cosa que no con muchos libros me ha ocurrido. Y para terminar, os dejo como muestra un botón, un pequeño extracto del libro que contiene la esencia total del mismo, el pasaje que más me emocionó y que más me gustó, ahí queda:
"Muerte de voluntad. Ésta sí que es bella, camarada Eugenio, porque la buscas tú y te la impones con voluntad. Mueres bajo el sol o bajo las estrellas. Pero mueres en combate y tu sangre se hace fértil como una primavera. Nadie dice nada.
Sólo tus camaradas alzan el brazo, escriben tu nombre en letras de oro y gritan: Presente. Tienen los ojos brillantes y no lloran porque han de honrarte con fiesta de pólvora y asalto. Media hora después cantan un himno. Y en las estrofas del himno estás tú -presente-.
Dos horas después están encarcelados. Y tú con ellos - presente-. Y siempre tú - presente-. Con tu último gesto - presente-, con tu última y eterna sangre -presente-.