domingo, 20 de noviembre de 2011

Resultados electorales 20-N.



viernes, 18 de noviembre de 2011

Ante las elecciones del 20-N.

Dos días restan para las elecciones del día 20 de noviembre, y desde que tengo y ejerzo mi derecho a voto, son los comicios que menos interés han despertado en mí. Bien es cierto, que poco o ningún apego tengo al actual sistema democrático -que de democrático no tiene nada, y de sistema empiezo a tener serias dudas de que lo tenga- pero al menos en anteriores elecciones, hayan sido éstas municipales, autonómicas, generales o europeas, he podido dar mi voto a alguna formación política que aún no estando al cien por cien de acuerdo con su programa electoral, sí que se acercaba bastante a mis ideas. Pero, ¡ay amigos!, en este circo de la democracia, que vuelve a representar su bochornosa función el próximo domingo -consistente como siempre en acudir como buena res al establo, y depositar un papel blanco, salmón, o ambos, en una caja transparente con una hendidura en su parte superior llamada urna- yo no podré votar a ninguna formación de las que he votado desde mi mayoría de edad. Y no podré votarlos, porque la casta política parasitaria, tan demócrata, tan plural, tan garante de los derechos y las libertades públicas de los ciudadanos me lo van a impedir. Sí, así están las cosas en esta supuesta democracia de la que gozamos (o que sufrimos, sería la expresión correcta) en España. Y es que, la exigencia para los partidos sin representación parlamentaria de presentar avales como condición ineludible para concurrir a los comicios del 20-N -un 0,1% del censo en cada circunscripción por la que se quisiera presentar la candidatura- ha impedido que muchas formaciones de las más diversas posturas ideológicas, puedan optar a ser votados por los ciudadanos. Cojonudo, una auténtica democracia la nuestra, sí señor.

Todas las encuestas que a lo largo de los últimos meses, y abundantes, llegando a ser hartizas, durante la campaña electoral de estas dos últimas semanas, apuntan a una aplastante victoria del Partido Popular, obteniendo una holgada mayoría absoluta que le va a permitir hacer y deshacer a su antojo durante los próximos cuatro años. Dentro de lo malo, que lo es, no es lo peor, ya que si ganara las elecciones sin mayoría absoluta, se vería forzado a pactar con sus amigos de la derecha nacionalista, lo que supondría seguir manteniendo la sangría económica que esta panda de chupópteros, sin límite alguno en su desmedida avaricia, provocan en las arcas del Estado, cada vez que alguno de los dos partidos de esta jodida partitocracia bipartidista quieren formar gobierno y para ganar sus usureros votos, se ven obligados a agasajarlos con todo tipo de dádivas. Café para todos lo llamaron en aquéllos "maravillosos años" de la transición a la democracia, el problema es que el café se ha puesto agrio y por desgracia, todo parece indicar que queda mucho, mucho tiempo -¿o quizá no tanto?...- para que podamos tirar por el desagüe los malolientes posos de ese putrefacto café.
Sinceramente me da exactamente igual quien gane estas elecciones, ni soy del PP, ni del PSOE, ni de IU, ni tan siquiera siento simpatía por la unión, el progreso y la democracia que postula Rosa Díez, aunque he de decir que me parece una de las políticas más sensatas que optan a un asiento para apoyar su culo en el Congreso de los Diputados, tampoco tengo nada en común con Uralde y sus delirios de "equidad", ni con los antitaurinos, ni republicanos varios (de izquierda o supuesta izquierda, claro está, ya sabemos que la república en este país se la han asignado en exclusividad para ellos solitos), ni mucho menos con Cascos y su Foro Ciudadano, vaya tela también. Por tanto, a nadie extrañará que me la traiga al pairo si el día 21 de noviembre, quien tenga que formar gobierno sea Rajoy, Rubalcaba o el mismísimo perico el de los palotes. En España, si el PP, PSOE, o cualquier otro partido con clientela fija y/o barrigas satisfechas con carnet de dicho partido, pusieran a un muñeco de trapo y dijeran, "éste es nuestro candidato", millones de insensatos irían en peregrinación a su colegio electoral a votar por el susodicho muñeco de trapo, no me cabe ninguna duda.

Pero lo que más me jode de todo, que parafraseando a Unamuno podría incluso decir que me duele, es que salga vencedor quien salga vencedor, las futuras líneas de la política a desarrollar las tienen marcadas. Estará sometido a los dictados de los hijos de puta de los mercados, palabra ésta de mercados que no es más que un magnífico eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre, y como no tengo gana de que me imputen cargo alguno, ni quiero incurrir en delito de ningún tipo, no seré yo quien miente a la bestia, aunque a buen entendedor, pocas palabras bastan.
Los mercados están esperando pacientemente al resultado de las elecciones, las tienen casi todas consigo, saben, al igual que todos lo sabemos por obra y gracia del bombardeo de gráficos de colores azules y rojos que estamos hasta los huevos de ver, que ganará el Partido Popular, que ganará la derecha liberal y eso les tranquiliza, les apacigua, les contenta. Así que como no puede ser de otra manera, tenemos o tendremos, lo que nos merecemos o lo que nos mereceremos. Si votamos derecha liberal, tendremos política de derecha liberal, luego no valen plañiderías, que este país es muy dado a tirar la piedra y esconder la mano y al si te he visto no me acuerdo. Que la derecha liberal haga política liberal en lo económico es de cajón, lo que no es normal es que un partido socialdemócrata supuestamente de izquierdas, la hiciera como la ha estado haciendo hasta hoy mismo el PSOE, que uno de sus principales balances en estas dos legislaturas ha sido hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, y no lo digo yo, lo dicen todos los indicadores macroeconómicos, el Banco de España y el Instituto Nacional de Estadística, solo hace falta tener ganas y tiempo para echarles un vistazo y darse cuenta de lo que ha pasado, está pasando y desgraciadamente, pasará en este país. ¿Veis porqué me la toca quién gane las elecciones el domingo?, por eso y por otras muchas razones que por no aburrir al personal no voy a exponer aquí y ahora del tirón, pero que ya habrá tiempo, ya.
Pero tranquilos, que no pasa nada, que sea cual sea el resultado el 20-N, aún no siendo del gusto de los mercados, si no les convence a los mamporreros de la gran finanza internacional quien salga vencedor, dan un golpe de Estado encubierto como en Grecia o en Italia, nos cambian el gobierno en un santiamén, ponen a gente de su confianza, tecnócratas de derecha o ultraderecha liberal preferentemente, y aquí paz y después gloria. Vergonzoso, ¿cuánto más vamos a aguantar?. Meteros vuestra falsa democracia, vuestros mercados, vuestro euro,vuestra prima de riesgo y la demás mierda que os quepa, por el culo, hijos de la gran puta.

Ah, y por último, que se me olvidaba, el domingo votaré nulo.


sábado, 12 de noviembre de 2011

Libros #55: Emboscada en Fort Bragg.

Leí una referencia de este libro, no tengo ni la más remota idea de dónde, me resultó curiosa, y de ahí que me interesara por su lectura, aunque he de decir antes que nada que maldita la hora en que leí dicha referencia, y peor aún, maldita la hora en que me suscitó interés ya que es uno de los mayores bodrios, y eso por ser fino, que he leído a lo largo de toda mi vida. Hecha esta imprescindible aclaración pasaré a criticar "Emboscada en Fort Bragg", aunque su solo recuerdo para escribir estas líneas, produce en mí tal desasosiego que estoy deseando acabar el post.

Creo recordar, aunque vagamente, que en la crítica del libro que pasó por mis manos (y que me llevó a leerlo) se indicaba que en el libro se exponía en forma de novela cómo manipulan la información los grandes medios de comunicación, cómo con todas las técnicas legales o ilegales a su alcance, logran hacernos ver lo que no es y distorsionan la realidad de tal manera, que nos pueden hacer creer que lo blanco es negro y que lo negro es blanco. Aparte de eso, se decía que también encontraríamos en el libro cómo recluta la "extrema derecha" estadounidense a sus futuros militantes en las bases militares de dicho país y si os digo la verdad, tengo una laguna de memoria enorme sobre un tercer punto en discordia que indicaba la crítica que no logro recordar.

Pues ni lo uno, ni lo otro, ni lo de más allá, nada de nada. En cuanto al tema del reclutamiento de militantes "neofascistas", y he de suponer que es por lo que voy a contar por lo que en la crítica se hacía un comentario al respecto, entiendo que se referiría el crítico a que el argumento principal de la novela de mierda ésta, gira en torno a tres futuros militares de Estados Unidos, que, formándose en la academia militar de Fort Bragg, no tenían otra cosa mejor que hacer que matar a un homosexual. Argumento recurrente en algunas novelas sensacionalistas y que apasiona al lobby gay de todo el mundo.
A partir de ese hecho, un grupo de periodistas con todo tipo de peripecias, las que todas forman parte de la más pura ficción -así que de periodismo de investigación y manipulación de los medios de comunicación, nada de nada- consiguen hacer o al menos lo intentan -no voy a desvelar el final de la novela para el que tenga los santos cojones de leerla- que el autor material del asesinato confiese y que todo ello sea emitido en directo en prime time en uno de los programas de la telebasura estadounidense que más audiencia tiene.

No pienso dedicar ni un segundo más a este libro, así que aquí finaliza la entrega de hoy, solo pedir encarecidamente que no compréis el libro, es una auténtica pérdida de dinero -y si lo leéis, de tiempo- menos mal que la Biblioteca Pública a la que recurro cuando quiero leer algo y no me apetece gastarme un euro, lo tenían.


martes, 1 de noviembre de 2011

La puta calabaza.

Un año más -y van unos cuantos desde que en España se introdujo la mamarrachada ésta de Halloween- sigo viendo por las calles, por televisión y hasta en algún que otro periódico cuando se acerca el día 1 de noviembre, gente haciendo el gilipollas y no saben de qué manera, disfrazados con todo tipo de indumentarias de las cuales lo más suave que se me viene a la cabeza para definirlas es que son vomitivas. Vomitivas, sí, esa es la palabra, me da angustia ver a gentuza vestida con harapos negros, la cara pintada de blanco y churretazos rojos imitando sangre, me dan náuseas de ver esos pelos enredados en la cabeza de algunos que vete tú a saber qué tipo de compuesto químico han usado para conseguir dicho efecto, asco me da ver a tíos con los huevos negros desde hace lustros payaseando con dentaduras postizas y lentillas de los más diversos colores y más asco me da ver a soplapollas imitando de manera ridícula, posiblemente efecto de alguna que otra copa de más, el movimiento de un "muerto viviente", con gestos más propios de alguien con algún tipo de retraso mental que de un zombie en sí. Y si no lo digo reviento, estoy hasta los mismísimos cojones de ver calabazas con agujeros desde hace un mes allá por donde piso.

Por favor, ya basta de importar cultura de mierda, ya está bien de hacer nuestras, fiestas y costumbres ajenas a nosotros, que nada, absolutamente nada, tienen que ver con nuestra idiosincrasia, identidad, cultura y tradiciones. Desde mi humilde punto de vista, creo que España tiene las suficientes tradiciones, fiestas populares y fechas conmemorativas, como para que vengan cuatro imbéciles a vendernos fiestas y celebraciones estúpidas con el único fin de sacar rédito económico de las mismas, si no, ya me diréis qué polla pintamos los españoles celebrando Halloween. Vas a un centro comercial, calabazas por doquier, pasas por la puerta de una peluquería, un puto letrero con la puta calabaza como protagonista para que te hagas el peinado de moda de esta celebración, abres el periódico de buena mañana y te encuentras con un reportaje a doble página y a cinco columnas ensalzando la jodida fiesta, y así podría seguir hasta que se me quebraran los dedos de pulsar teclas.
Que un local de copas quiere celebrar una fiesta privada usando Halloween como reclamo, para llenar sus pocos o muchos metros cuadrado de indigentes intelectuales sin nada mejor que hacer que disfrazarse como he descrito anteriormente, y así pasar una noche más de sus desgraciadas, estúpidas y vacías vidas, pues bien, allá cada cual con su persona y dinero lo que hace, y por supuestísimo que pueden hacer lo que les venga en gana. Pero que en España, tengamos que aguantar el bombardeo incesante de publicidad que cada año con más ahínco cuando se acercan estas fechas, se le hace a Halloween me parece cuanto menos indignante, y me quedo corto con el adjetivo. ¿Cuánto tiempo falta para que empecemos a celebrar en España y por extensión en Europa el día de la independencia de Estados Unidos?, o lo que sería peor aún, ¿llegará el día en que en este país celebremos el Yom Kipur judío?, dinero, globalización y pensamiento único mandan, así que tiempo al tiempo.

Para mí, el día 1 de noviembre seguirá siendo el día en el que imbuidos en este acelerado ritmo de vida que llevamos, dedicamos unos minutos o unas horas al recuerdo de nuestros seres queridos que ya no están con nosotros, acercándonos allá donde estén enterrados para acompañarles y honrar su memoria, y los que por circunstancias inevitables como trabajo no podemos estar cerca de ellos, echar la vista atrás, y sacar una pequeña sonrisa al acordarnos de los buenos momentos que nos dejaron y todo lo que nos enseñaron. Es el día para celebrar a aquéllos a los que la Historia no cedió unas líneas, pero que dejaron una honda huella con su comportamiento en los corazones de los que estuvimos cerca de ellos.
Para mí, el día 1 de noviembre ha sido, es y seguirá siendo el día de las cubetas llenas de agua y bayeta en el cementario, el día de las rosas, claveles y crisantemos, el día de mis paisanos del pueblo echándose una mano los unos a los otros para subir unas flores a un nicho que está en la última fila, el día de las velas, esas velas de toda la vida recubiertas con plástico rojo encendidas mientras quede cera que quemar, y retrotrayéndome aún más, el día de las campanas tocando a difunto toda la noche en las oscuras noches de un pequeño pueblo de la campiña norte de Jaén, recuerdo de infancia porque a día de hoy esto de las campanas ya no se hace, y porqué no decirlo, el día de llenar de gachas las cerraduras de todo hijo de vecino, con especial hincapié en "las escuelas" y otros lugares simbólicos del pueblo, algunos sabréis de lo que hablo, jeje.
En definitiva, para mí, el día 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos. Valga este artículo para honrar la memoria de todos aquéllos a los que he querido y me han querido y que por desgracia y ley de vida, hoy no los tengo cerca.