Asqueado. Así es como estoy en el momento de escribir estas líneas y es el estado anímico de asco el que me lleva a despotricar en esta entrada. Corrupción, corrupción y más corrupción llenan las páginas de los rotativos, los minutos televisivos de los informativos, los confidenciales digitales, las conversaciones de sobremesa entre compañeros de trabajo y así podría seguir enumerando situaciones en las que la jodida palabra está presente.
Hoy ha sido en Santa Coloma de Gramanet, el otro día en El Ejido, más allá en Estepona, el caso Gürtel. Da igual el color político de los alcaldes, concejales, consejeros, diputados, senadores y todo cargo público susceptible de ser corrompido, que tal y como está quedando demostrado, por pequeño que sea el cargo siempre se puede "pillar" y engordar las cuentas corrientes, por supuesto que dadas de alta en paraísos fiscales y que a nadie se les ocurra tocarlas. ¿Hasta cuándo va a durar esto? ¿Cuánto tiempo más vamos a estar dispuestos los Españoles a que este hatajo de ladrones de guante blanco se lucre a costa de nuestros impuestos? Ayer igual que hoy, desde el ayuntamiento más pequeño hasta la más grande de las ciudades juegan, especulan, trapichean, trilean, manipulan, cohacen, trafican influencias, se venden al mejor postor y un sinfín de actividades delictivas de las que los términos jurídicos me quedan y se quedan grandes para el objeto de este artículo.
Estoy hasta los mismísimos cojones de que estos sinvergüenzas, elegidos por el pueblo para que trabajen para el mismo, se lucren a costa de los desgraciados que cada mañana nos tenemos que levantar a las siete de la mañana para ganarnos la vida. Ayer era Filesa, hoy es Gürtel, ayer fue en Marbella, hoy en El Ejido, ayer las torres Kio, hoy el Palau de la Música y nadie se digna a acabar con ello, es más, nos suda la polla, nos da exactamente igual que este o aquél se estén inflando a billetes a costa de nuestra sangre, sudor y lágrimas. Qué asco de clase política, qué asco de justicia que no da una puta lección a esta gentuza, qué asco de democracia, qué asco de país. Corrupción, desde el nacimiento de la civilazación tal y como la conocemos hoy día hasta nuestros días, ha habido en todo tiempo y lugar, pero en este país, el del pelotazo, en el del que inventen otros, en el de los muertos de hambre venidos a políticos profesionales de todo color y forma que cogen el escaño a los 20 años y no lo sueltan hasta la jubilación ¡y qué jubilación, la madre que me parió!, hay más corrupción si cabe, este es el país del Lazarilo de Tormes, del Buscón Don Pablos, personajes en los que en el siglo XVI reflejaron perfectamente cómo se las gastan algunos españoles.
No a la clase política profesional, no a la financión ilegal de los partidos, no a la banca metiendo las narices en política, no a las listas cerradas de partido para concurrir a las elecciones municipales, autonómicas y nacionales, no al bipartidismo imperante al más puro estilo canovista que tenemos como régimen político (me río yo de aquél que crea que esto es una democracia). Váyanse todos a tomar por culo y dejen de jugar y engrosar sus cuentas y patrimonio con nuestro dinero, que bastante tenemos ya con la usura internacional, como para que venga el alcalde de nuestro pueblo a saquearnos un poco más. ¡A LA MIERDA!
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