domingo, 6 de junio de 2010

¿Mercados?. No, gracias.

La crisis sistémica económico-financiera en la que estamos sumidos me está haciendo, aparte de afianzar mis ideas antiliberales, abrir los ojos más si cabe ante la dura realidad que llevamos sufriendo durante decenas de años y especialmente tras el final de la Segunda Guerra Mundial y el consiguiente establecimiento de las coordenadas geoestratégico-políticas del orbe tal y como lo conocemos hoy día, regalo a los judíos de un trozo de Palestina incluído.

Son muchos y muy variados aquéllos a los que se les llena la boca con palabras como liberalismo, libertad económica, anulación del control económico por parte del Estado, capitalismo, etc. etc. que no son otra cosa que eufemismos que esconden tras ellos una palabra que apenas se escucha en los medios de comunicación que no es otra que USURA. Si señores, sí, USURA, con mayúsculas y todas sus jodidas letras, ni una más y ni una menos. Si vamos al diccionario de la Real Academia Española, vemos en su cuarta acepción, aunque las otras podrían ser perfectamente válidas también, lo que en Español significa dicho término, ya digo, en su cuarta acepción: "Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de algo, especialmente cuando es excesivo." ¿No nos suena eso a economía de mercado?. ¿No son ellos, banqueros y la gran finanza internacional los que siempre consiguen ganacia, fruto, utilidad o aumento de sus pingües beneficios? Y, ¿a costa de quién?. Exacto, de los mismos de siempre, de los que tenemos que soportar en nuestra yugular el sucio tacón de su zapatos. Mirar si no el ejemplo nuestro, el de España, un gobierno que se hace llamar "socialista" (me río yo del socialismo que practican esta panda de barrigas satisfechas subidos al tren del falso progreso y la modernidad) y que ni corto ni perezoso y con más miedo que vergüenza (miedo a esos que he mencionado antes del tacón en nuestra yugular) se ha apresurado como alma que lleva el diablo a congelar las pensiones de nuestros mayores e incapacitados, reducir el sueldo una media del 5% a todos y cada uno de los funcionarios del Estado, que a partir del 1 de julio tengamos que soportar una carga impositiva indirecta del uno o dos por ciento en el IVA según el tramo al que corresponda, y lo que más miedo me da y que está aún por llegar, su tan traída y llevada reforma laboral.

Y todo esto, ¿para qué?. Pues es fácil, para que sus jodidos mercados se sigan regulando (valga la ironía). ¿Pero estos se creen que somos gilipollas en grado superlativo?, ¿quién cree ya en que el mercado se regula solo?. No cuela usureros, no cuela. Se ha demostrado en sucesivas crisis económicas que el mercado ni se ha regulado, ni se regula, ni se regulará jamás. ¿Porqué tanto interés en rescatar grandes corporaciones financieras?, ¿qué prisas en fusionar cajas de ahorro?, ¿pero el mercado no se regula solo?
Lo que no es de recibo para nadie que tenga la cabeza para algo más que para llevar el último peinado de moda, es que cuando la cosa está boyante se satanice al Estado, que ninguno de estos hijos de puta que sentados en sus poltronas controlan el mundo, quiera que el Estado se inmiscuya en sus negocios y que les regulen el mercado. Pero, ¿y cuando la cosa está mal?, ¿qué hacen?. Pues ya lo estáis viendo, que van llorando a agarrarse a la pierna de papá Estado para que les saque las castañas del fuego, y como no hay un gobierno con dos cojones en todo el mundo occidental, los Estados (muy demócratas y liberales) acuden raudos a la llamada SOS que les emiten los que hasta hace dos días aborrecían de esos mismos Estados, para que todo siga igual, para que nada cambie, para que ellos sigan siendo más ricos y nosotros, los trabajadores, cada vez seamos más pobres.

Así que le vayan con el cuento a otros y desde aquí digo que todo, absolutamente todo el poder económico y productivo de un país, pase a ser gestionado y arbitrado por el Estado, como único garante de la justicia social y la verdadera libertad de una Nación ante los ataques avasalladores de los que por todos los medios a su alcance quieren imponer a sangre y fuego su puto, siniestro y devastador nuevo orden mundial.