sábado, 22 de diciembre de 2007

Sobre el nacimiento de Jesús y el 25 de diciembre.

Faltan tres días para que la comunidad cristiana se disponga a celebrar una de sus fiestas principales, la natividad del Señor. Ya estamos los estudiantes de vacaciones, al sorteo de lotería de Navidad le faltan poquísimas horas, los centros comerciales llevan ya unas cuantas semanas haciendo a la sociedad que consuma de manera compulsiva y en la televisión estamos hartos de ver anuncios de turrones, juguetes y cavas. Y en medio de todo esto yo me he propuesto exponer una serie de datos acerca de la Navidad apenas conocidos por la gente en su mayoría, pero no por ello menos verídicos históricamente. Vivimos en un país tradicionalmente católico y casi todos hemos tenido que soportar las clases de religión en el colegio, la catequesis y quien más quien menos ha oído hablar de gran parte de los dogmas de fe de la Iglesia Católica. Pero hoy me he propuesto resumir en este post ciertos datos que a lo largo de los años he ido leyendo en libros, documentales, ensayos, etc. acerca de la historia del cristianismo y de su personaje principal, el archiconocido Jesús de Nazaret y que no tienen absolutamente nada que ver con lo que el catecismo de la Iglesia Católica promulga.

Que la Navidad, es decir, el nacimiento de Jesús se celebre el día 24 de diciembre no es que dicho personaje cumpliera años en esa fecha, nada más lejos de la realidad. En los evangelios canónicos, los únicos aceptados por la Iglesia en el concilio de Nicea celebrado en el año 325 d.C., no se menciona en ningún momento la fecha 25 de diciembre como el día de la aparición de Jesús en el mundo, es más no se menciona ninguna fecha en concreto y sí se hacen referencia a ciertos hechos que nos hacen pensar que posiblemente fuera hacia la primavera o verano dicho alumbramiento de la "virgen" María. Hechos como que los pastores estaban durmiendo al aire libre dicha noche, o que la famosa estrella avistada por los tres supuestos magos de oriente pudiese ser un fenómeno astronómico que se dio también en torno a la primavera nos hacen dudar de que Jesús naciese en pleno invierno en la Palestina de la época. Es más, otras confesiones cristianas como la ortodoxa, celebran el nacimiento de Jesús el día 6 de enero ya que esta Iglesia no aceptó el calendario Juliano reformado por el Papa Gregorio XIII.

Podemos constatar históricamente que la elección del día 25 de diciembre no es un hecho casual, si no algo perfectamente premeditado para hacerlo coincidir con otras festividades de diversas confesiones religiosas en general y con el paganismo del Imperio Romano en particular. Los Romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta "Natalis Solis Invicti" o "Nacimiento del Sol Invicto" en castellano, asociada al nacimiento de Apolo. De esta fiesta, tomaron los primeros cristianos la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo. También se celebraba por parte de Celtas y Romanos sobre la fecha 25 de diciembre (debido a los cambios entre el calendario Juliano y Gregoriano las fechas sufren una pequeña desviación de 3 ó 4 días) el famoso y por todos conocido Solsticio de Invierno, a partir del cual el día va ganando terreno a la noche en lo que a minutos de sol se refiere. Tales tradiciones se asemejan a la Navidad en lo que a celebraciones se refiere, por tanto se utilizan para establecer un acoplamiento entre las dos fiestas. Bastante relación con lo anterior tiene el hecho de que otro día especialmente importante en el catolicismo sea el 24 de junio, fecha dedicada a Juan Bautista, y que coincide también con otra fiesta pagana, en este caso el solsticio de verano. Como vemos, nada, absolutamente nada es casual en la historia de la Iglesia.

Sin embargo, no es hasta el año 350 cuando un papa de la Iglesia de Católica, Julio I en este caso, no pide que se establezca el día 25 de diciembre como día del advenimiento de Cristo a la tierra para así favorecer la conversión de la población romana al cristianismo sin que tuvieran que renunciar a los días clave de sus celebraciones paganas y hacer más fácil la acogida de la nueva religión. Aunque no se puede datar fehacientemente la fecha concreta en que se adoptó el día 25 de diciembre como fecha de celebración del Nacimiento de Jesucristo.

Desde aquí invito a todos los lectores a documentarse sobre todo lo relacionado con el post de hoy ya que se pueden llevar auténticas sorpresas. Y esto es sólo una mínima parte de la cantidad de mentiras históricas a las que nos tiene acostumbrados la Iglesia. Un tema interesante a tratar sería las semejanzas de Jesús de Nazaret con otros personajes mitológicos o "líderes" de otras religiones. Curioso es el caso del parecido de la historia de Cristo con Osiris... pero este tema será tratado en otro post más adelante ya que aunque tiene cierta relación con lo que he escrito hoy, merece una entrada aparte.